En una entrevista de hace unos años le preguntaban a Antonio Escohotado cuál pensaba que iba a ser la droga del futuro, a lo que respondía: la imagen. Yo me lo creo, ¿hasta dónde pueden llegar los videojuegos e internet? Millones de personas dedican muchas horas al día a jugar con la consola o el ordenador hoy en día, ¿qué pasará en un cercano mañana, cuando las posibilidades sean casi ilimitadas gracias a la realidad virtual? Podremos asumir roles diferentes, interactuar con otros jugadores y hacer, en definitiva, lo imposible realidad. Virtual, pero realidad al fin y al cabo (me viene a la cabeza el ejemplo de acostarse con Marilyn Monroe: podrá hacerse, o al menos un simulacro más que satisfactorio). Cientos de millones de personas vivirán una doble (o triple…) vida virtual en el ciberespacio, que por desgracia estará controlado por los mismos que controlan el espacio “real”.
eXistenZ (1999), de David Cronenberg, abunda en estas posibilidades, y apuesta por grupos de personas jugando a la vez mediante una especie de consola tecnoorgánica llamada vaina, que se conecta al cuerpo a través de unos implantes que los jugadores se agujerean en la columna: los biopuertos. Una vez dentro de eXistenZ (o viceversa), cada jugador asume un personaje que le empuja en la acción del juego, una trama de aventuras en la que el propio juego está involucrado.
Pero también hay grupos “realistas” que se oponen a los juegos génicos, y que atentan contra Allegra Geller (Jennifer Jason-Leigh), la creadora de eXistenZ. Ésta debe huir ayudada por un ejecutivo inexperto llamado Ted Pikul (Jude Law). Esta parte del argumento está basada en la fatwa contra Salman Rushdie, ya que la idea para la película parte de una entrevista que Cronenberg le hizo al escritor inglés.
Partiendo de esas premisas, el director se recrea en sus tics habituales: la fusión entre el hombre y la máquina, lo orgánico y lo artificial, la relación del creador con su creación, el sexo (por ejemplo: las vainas se manejan con unos mandos que recuerdan mucho a pezones)… logrando una atmósfera inquietante y turbadora (marca de la casa de este autor), en la que realidad y ficción se entrelazan constantemente.
Como curiosidad, en este enlace, además de una sinopsis incluyen un glosario con todos los términos “técnicos” que se usan en la película.
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