Creo que alguna vez he hablado por aquí de la escasa presencia en nuestras letras de la literatura fantástica, debida entre otras razones a que la única fantasía admitida en España durante muchos siglos ha sido la de la religión católica.
A pesar de todo, por imitación de lo que se hacía en otros países, acabó por implantarse también aquí una literatura escapista y divertida para entretener a las sufridas masas, y entre los autores más seguidos estaba Emilio Carrere, uno de esos bohemios españoles de principios de siglo que trataban de imitar a sus colegas franceses pero con bastantes menos recursos y glamour. Sin embargo, llegó a ser muy conocido y publicó prosa y poesía en muchas revistas literarias de la época. La torre de los siete jorobados fue su obra más famosa, aunque en realidad fue escrita "a cuatro manos", como veréis.
Al parecer Carrere, como buen bohemio, era bastante informal, y en este caso trató de colarle al editor un cuento ya publicado. El editor tuvo que recurrir a un "negro" no acreditado hasta hoy, el escritor de novelas pulp Jesús de Aragón, que fue quien dio cuerpo a la novela, rellenando los (muchos) huecos dejados por Carrere.
Así, desde su misma creación, este libro es una rara avis de la literatura española: un folletín al estilo francés, con asesinatos misteriosos, aparecidos, una extraña secta… salpicado con estupendos toques de humor, y lo mejor: cambiando la nebulosa Londres o la misteriosa París por nuestro castizo Madrid, con todo lo que eso supone. Magnífico.
Fue llevada al cine por Edgar Neville, en otro caso único de nuestro cine clásico, una peli de aventuras y misterio, y aunque Neville tuvo que hacer bastantes recortes en el guión para ajustarse al presupuesto, consiguió hacer una gran película de este gran libro.
A pesar de todo, por imitación de lo que se hacía en otros países, acabó por implantarse también aquí una literatura escapista y divertida para entretener a las sufridas masas, y entre los autores más seguidos estaba Emilio Carrere, uno de esos bohemios españoles de principios de siglo que trataban de imitar a sus colegas franceses pero con bastantes menos recursos y glamour. Sin embargo, llegó a ser muy conocido y publicó prosa y poesía en muchas revistas literarias de la época. La torre de los siete jorobados fue su obra más famosa, aunque en realidad fue escrita "a cuatro manos", como veréis.
Al parecer Carrere, como buen bohemio, era bastante informal, y en este caso trató de colarle al editor un cuento ya publicado. El editor tuvo que recurrir a un "negro" no acreditado hasta hoy, el escritor de novelas pulp Jesús de Aragón, que fue quien dio cuerpo a la novela, rellenando los (muchos) huecos dejados por Carrere.
Así, desde su misma creación, este libro es una rara avis de la literatura española: un folletín al estilo francés, con asesinatos misteriosos, aparecidos, una extraña secta… salpicado con estupendos toques de humor, y lo mejor: cambiando la nebulosa Londres o la misteriosa París por nuestro castizo Madrid, con todo lo que eso supone. Magnífico.
Fue llevada al cine por Edgar Neville, en otro caso único de nuestro cine clásico, una peli de aventuras y misterio, y aunque Neville tuvo que hacer bastantes recortes en el guión para ajustarse al presupuesto, consiguió hacer una gran película de este gran libro.