Este libro de la colección Trazado de Planeta reúne dos obras de madurez del suizo Cosey: Saigon-Hanoi (1992), y Zeke cuenta historias (1999), sin más relación entre ellas que la autoría de Cosey y la importancia que tiene en ambas el sudeste asiático.
El autor tiene mucho oficio: maneja una técnica impecable en cuanto al dibujo, el color y la estructura de sus obras, y se preocupa de sacar todo el partido al medio. Así, en Saigon-Hanoi juega con las imágenes de un documental sobre la guerra de Vietnam, que el protagonista ve en la tele mientras mantiene una profunda conversación telefónica con una niña de once años. Aunque admiro sus virtudes visuales y narrativas, no conseguí empatizar con la historia (ni con la niña), y disfruté mucho más Zeke cuenta historias.
Zeke es un músico y escritor de éxito que vivió intensamente los sesenta, y que cuando estaba en la cima lo dejó todo, pareja incluida, para desaparecer en la zona de Laos y Myanmar. Años después, su madre y una joven amiga parten en su busca.
La búsqueda de Zeke, su pasado, el encuentro en una aldea remota, y la historia que Zeke representa para los nativos a través de su voz y diapositivas (palabra e imagen), convierten el cómic en un mosaico de historias perfectamente integradas, que reflexionan sobre los lenguajes narrativos y el poder de la imagen: es muy interesante ver cómo las mismas imágenes cambian de significado en función de la narración.
Puede que Cosey no consiga transmitir todo lo que pretende, que es mucho, pero el intento vale la pena y su calidad es incontestable.
El autor tiene mucho oficio: maneja una técnica impecable en cuanto al dibujo, el color y la estructura de sus obras, y se preocupa de sacar todo el partido al medio. Así, en Saigon-Hanoi juega con las imágenes de un documental sobre la guerra de Vietnam, que el protagonista ve en la tele mientras mantiene una profunda conversación telefónica con una niña de once años. Aunque admiro sus virtudes visuales y narrativas, no conseguí empatizar con la historia (ni con la niña), y disfruté mucho más Zeke cuenta historias.
Zeke es un músico y escritor de éxito que vivió intensamente los sesenta, y que cuando estaba en la cima lo dejó todo, pareja incluida, para desaparecer en la zona de Laos y Myanmar. Años después, su madre y una joven amiga parten en su busca.
La búsqueda de Zeke, su pasado, el encuentro en una aldea remota, y la historia que Zeke representa para los nativos a través de su voz y diapositivas (palabra e imagen), convierten el cómic en un mosaico de historias perfectamente integradas, que reflexionan sobre los lenguajes narrativos y el poder de la imagen: es muy interesante ver cómo las mismas imágenes cambian de significado en función de la narración.
Puede que Cosey no consiga transmitir todo lo que pretende, que es mucho, pero el intento vale la pena y su calidad es incontestable.
2 comentarios:
Estoy plenamente de acuerdo; sin menospreciar Saigon-Hanoy, que al fin resulta algo fria, Zeke cuenta historias es la verdadera joya del volumen. A mí me maravillo esa forma de descontextualizar las diapositivas para otorgarle nuevos significados.
Si, leí tu reseña y también creo que Zeke debería ser la historia "titular".
Y lo que menos me gustó, pero de ambas, es la frialdad que comentas. A un personaje tan bueno como Zeke le podía haber sacado más partido (y a la relación con su madre). Pero bueno, siendo puntilloso, porque el nivel de Cosey es muy, muy alto.
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