CLITEMNESTRA:
[…] No cabe duda, las mujeres somos un poco alocadas, no digo lo contrario, pero cuando, en tales circunstancias, el marido comete un desliz y deja a un lado la cama casera, imitar desea la mujer al marido, y hacerse con otro amante. ¡Y luego sobre nosotras brillan como luz del día los insultos, y los hombres, en cambio, responsables de esto, no oyen hablar mal de ellos! […]
Eurípides, Electra
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