La imagen de Huckleberry Finn y el negro Jim navegando el Mississippi sobre una balsa de troncos se ha convertido en un icono universal del viaje, la aventura y la búsqueda de libertad. El narrador es el propio Huck, que con su voz adolescente y su particular lógica impregna el relato de humor, y también permite a Mark Twain escribir por primera vez una novela que emplea el lenguaje coloquial del sur de Estados Unidos en esa época. El libro es también innovador en tratar temas peliagudos, como el racismo o las diferencias entre clases, siempre desde el punto de vista de un Huck ingenuo para algunas cosas, pero tremendamente resolutivo ante los imprevistos.
Me he leído este libro como preparación a mi relectura de Los detectives salvajes, porque Bolaño dejó escrito:
“Por un lado creo ver en esta novela una lectura, una más de las tantas que se han hecho en la estela del Huckleberry Finn de Mark Twain; el Mississippi de Los Detectives es el flujo de voces de la segunda parte de la novela.”
De hecho, el prólogo a la edición que he leído es suyo (también incluido, como el texto anterior, en su libro Entre paréntesis). Bolaño asocia esta obra con la otra gran novela fundacional americana: Moby Dick. Según él, Melville se adentra en los territorios del mal y Twain en los de la felicidad, y de un modo u otro, todos los escritores americanos posteriores han buscado su camino en alguno de los dos libros.
1 comentario:
Eyyyyyyyyyy....
me compré los Detectives (la colección esa de Anagrama-kiosko es una putada, paso delante de los libros 2 veces al día. con dinero en el bolsillo. cuando voy a desayunar en el descanso del curro. maldito vicio)
Así que, en vista de que se prepara usted para una relectura, habré de adelantarle puestos entonces y empezar con él cuanto antes....
Bicos
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