Como el Fedón, El banquete es una de las últimas obras escritas por Platón, seguramente la más popular de las suyas y una obra maestra indiscutible.
En forma dialogada, como era habitual en él, Platón narra un simposio en el que participan destacados ciudadanos de Atenas: entre otros, los dramaturgos Agatón y Aristófanes, el médico Erixímaco, el sofista Pausanias y por supuesto el filósofo Sócrates, que se turnan para elogiar a Eros (el subtítulo de la obra es "Sobre el amor"), pues lo consideran un dios muy importante del que se habla poco.
De entre las teorías expuestas, las más interesantes son las de Aristófanes y Sócrates: el primero enuncia la teoría de los andróginos, según la cual antiguamente había hombres, mujeres y una tercera raza de hermafroditas. Los dioses castigaron a estos últimos separando sus sexos, dando lugar a los heterosexuales, que buscan su mitad perdida. Los descendientes de hombres y mujeres "puros" sólo se sienten atraídos por su mismo sexo.
Cuando llega el turno de Sócrates, afirma que todo lo que sabe sobre el amor lo aprendió de una tal Diotima de Mantinea, una misteriosa mujer sobre la que no existen más referencias. Niega la divinidad del amor, al que considera un daimon artero y manipulador, y enseña a Sócrates la diferencia entre el amor físico y el espiritual (el que alumbra ideas y pensamientos, lo que hoy llamaríamos "amor platónico").
Algo que me ha parecido interesante es que, si Diotima educó a Sócrates, y al parecer Aspasia educó a Pericles, tendríamos que dos mujeres han instruido al más importante filósofo y al más importante político de la época.
Entre todas estas disquisiciones filosóficas se intercalan conversaciones desenfadadas entre los participantes, y anécdotas que dotan de vida al relato: el acuerdo para rebajar el vino con agua y no "ponerse" demasiado, pues la mayoría habían salido la noche anterior; Erixímaco dando una cura para el hipo; la llegada de Alcibíades, borracho y cariñosamente celoso de Sócrates… hacen el diálogo mucho más accesible y ameno.
En forma dialogada, como era habitual en él, Platón narra un simposio en el que participan destacados ciudadanos de Atenas: entre otros, los dramaturgos Agatón y Aristófanes, el médico Erixímaco, el sofista Pausanias y por supuesto el filósofo Sócrates, que se turnan para elogiar a Eros (el subtítulo de la obra es "Sobre el amor"), pues lo consideran un dios muy importante del que se habla poco.
De entre las teorías expuestas, las más interesantes son las de Aristófanes y Sócrates: el primero enuncia la teoría de los andróginos, según la cual antiguamente había hombres, mujeres y una tercera raza de hermafroditas. Los dioses castigaron a estos últimos separando sus sexos, dando lugar a los heterosexuales, que buscan su mitad perdida. Los descendientes de hombres y mujeres "puros" sólo se sienten atraídos por su mismo sexo.
Cuando llega el turno de Sócrates, afirma que todo lo que sabe sobre el amor lo aprendió de una tal Diotima de Mantinea, una misteriosa mujer sobre la que no existen más referencias. Niega la divinidad del amor, al que considera un daimon artero y manipulador, y enseña a Sócrates la diferencia entre el amor físico y el espiritual (el que alumbra ideas y pensamientos, lo que hoy llamaríamos "amor platónico").
Algo que me ha parecido interesante es que, si Diotima educó a Sócrates, y al parecer Aspasia educó a Pericles, tendríamos que dos mujeres han instruido al más importante filósofo y al más importante político de la época.
Entre todas estas disquisiciones filosóficas se intercalan conversaciones desenfadadas entre los participantes, y anécdotas que dotan de vida al relato: el acuerdo para rebajar el vino con agua y no "ponerse" demasiado, pues la mayoría habían salido la noche anterior; Erixímaco dando una cura para el hipo; la llegada de Alcibíades, borracho y cariñosamente celoso de Sócrates… hacen el diálogo mucho más accesible y ameno.