Un repaso a la filosofía presocrática dirigido a los jóvenes, narrado con humor, y que además se convierta en todo un best-seller debería ser una buena noticia, pero no han faltado las críticas que acusen a Luciano De Crescenzo de vulgarizar o banalizar temas tan serios. El propio autor, ya en las primeras páginas, se pone a la defensiva frente a estas previsibles críticas ridiculizando la forma de hablar de políticos o periodistas cuando llaman "aeronave" a un simple avión (ejemplo suyo), o "desaceleración económica" a una crisis (ejemplo mío), tomando al pueblo por imbécil.
Me parece que todo depende de la forma de hacerlo: no es lo mismo acercar la música clásica a la gente como hacía el infame Luis Cobos que como hacía El Conciertazo: desde el respeto. Este libro no tergiversa las enseñanzas de los primeros filósofos, sólo las simplifica hasta donde es posible y las acompaña de un poco de humor, recreándose en las anécdotas que nos legaron los historiadores (sobre todo Diógenes Laercio), e introduciendo capítulos "de refresco" en los que adapta la filosofía a casos prácticos de su querida Nápoles.
Yo me lo he leído con gusto, me ha ayudado a entender conceptos incomprensibles como "el ser" y "el no ser" (en realidad sigo sin entenderlo), y sólo podría decir en su contra que a veces De Crescenzo deja traslucir demasiado su postura personal, sus filias y fobias. Por lo demás, el tema es apasionante: a través de la escuela de Mileto, la de Elea, los sofistas, y por supuesto, la gloriosa Atenas del siglo V a.C., asistimos al proceso por el cual los griegos se formularon hace tantos siglos las preguntas para las que hoy en día seguimos sin respuesta (o con demasiadas respuestas diferentes).
Me parece que todo depende de la forma de hacerlo: no es lo mismo acercar la música clásica a la gente como hacía el infame Luis Cobos que como hacía El Conciertazo: desde el respeto. Este libro no tergiversa las enseñanzas de los primeros filósofos, sólo las simplifica hasta donde es posible y las acompaña de un poco de humor, recreándose en las anécdotas que nos legaron los historiadores (sobre todo Diógenes Laercio), e introduciendo capítulos "de refresco" en los que adapta la filosofía a casos prácticos de su querida Nápoles.
Yo me lo he leído con gusto, me ha ayudado a entender conceptos incomprensibles como "el ser" y "el no ser" (en realidad sigo sin entenderlo), y sólo podría decir en su contra que a veces De Crescenzo deja traslucir demasiado su postura personal, sus filias y fobias. Por lo demás, el tema es apasionante: a través de la escuela de Mileto, la de Elea, los sofistas, y por supuesto, la gloriosa Atenas del siglo V a.C., asistimos al proceso por el cual los griegos se formularon hace tantos siglos las preguntas para las que hoy en día seguimos sin respuesta (o con demasiadas respuestas diferentes).
2 comentarios:
Hola!
Me alegro de que lo hayas disfrutado ^_^. Llegó a mis manos de mal forma (me obligaron a leerlo para la clase de Ética y Filosofía, allá por mi tierna juventud XD), pero aún así disfruté mucho leyéndolo y también, casi sin darme cuenta, aprendí y todo :)
Son buenas prácticas, acercar el conocimiento de forma un poco más desenfadada y desahogada (sobretodo el que es tan jodidamente denso XD), los muy poco puestos en el tema lo agradecemos ^_^
Yo tengo un librito con fragmentos originales de Heráclito, Parménides y Empédocles. Son interesantes, pero para encontrarles el sentido a algunos habría que irse un par de años a vivir a una cueva y dedicarse sólo a reflexionar sobre ellos. Así que también agradezco las ayudas...
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