Este segundo volumen de la saga del Mundodisco es la continuación del primero, El color de la magia, y empieza donde acababa aquél, con Rincewind el mago y Dosflores el turista pasando por una situación realmente comprometida. Y en este libro les aguardan un montón de situaciones comprometidas más.
El ritmo del que Terry Pratchett dota a estos libros es endiablado, en un abrir y cerrar de páginas nos hace viajar a un bosque encantado (con gnomos y casita de chocolate incluida), y al momento siguiente asistimos al sangriento ritual de una secta de lunáticos, siempre como si fuera lo más natural del mundo y salpicando la historia de situaciones y personajes hilarantes, como Cohen, Trymon, o los propios protagonistas. Con la misma naturalidad pasamos de reírnos de los tópicos de los cuentos y del género fantástico a hacerlo cuando nos damos cuenta de que muchos de los chistes son a costa de nuestro mundo "real".
Una curiosidad: Pratchett fue pionero en relacionarse con sus fans a través de Internet. Aquí se puede ver su primer post, del año 1992.
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