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Pero en esta breve novela de 1956 no encontramos ideas tan radicales, sólo un buen relato de viajes por el tiempo muy entretenido, al estilo de los años cincuenta. El protagonista es un brillante ingeniero que en 1970 vive con su gato, tiene éxito en su trabajo y planea casarse con su novia. Pero de pronto, todo se le viene abajo cuando aquellos en quien más confía le traicionan. Para vengarse, decide someterse a criogenización y despertar en el lejano año 2000.
Puede que las historias de paradojas temporales estén muy trilladas hoy en día, y ésta es un tanto irregular, pero posee frescura y un tono irónico bastante divertido. Además, Heinlein justifica muy bien sus ideas sobre el futuro (nuestro pasado) y los presuntos avances que iban a producirse en ingeniería. Como el protagonista, el autor trabajó también como ingeniero a sueldo del ejército.
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