Con esta tercera parte concluye el viaje de Didier Lefévre por un Afganistán en guerra. Abandonando al equipo de Médicos Sin Fronteras, decide emprender solo el camino de vuelta a Pakistán, y aunque parte seguro y confiado, no le será fácil atravesar el escarpado paisaje afgano y llegar a la frontera: en esta ocasión el país y sus habitantes le muestran su peor cara, que él captura en fotos incluso en el momento más crítico (impresionante momento), dejando al lector con el alma en vilo, sobre todo al pensar que estamos asistiendo a una aventura real.
Como ya comenté en las entradas anteriores, dibujo, texto, color y fotos se complementan muy acertadamente, y la narración salta de lo autobiográfico a lo documental con fluidez. En definitiva, tres artistas en estado de gracia para una obra redonda y necesaria.
Las últimas páginas son un “Qué fue de…” que incluye a todos los personajes, quiero decir a las personas que salen en el libro, y un mapa de las zonas en que se desarrolla la historia.
Termino con un recuerdo para el valiente protagonista, el fotógrafo Didier Lefévre, que ha muerto hace pocos meses.
Como ya comenté en las entradas anteriores, dibujo, texto, color y fotos se complementan muy acertadamente, y la narración salta de lo autobiográfico a lo documental con fluidez. En definitiva, tres artistas en estado de gracia para una obra redonda y necesaria.
Las últimas páginas son un “Qué fue de…” que incluye a todos los personajes, quiero decir a las personas que salen en el libro, y un mapa de las zonas en que se desarrolla la historia.
Termino con un recuerdo para el valiente protagonista, el fotógrafo Didier Lefévre, que ha muerto hace pocos meses.
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