





Mi amigo Kazike me ha estado dejando algo de manga, y como son números sueltos voy a hacer un breve resumen conjunto de la impresión que me han causado:
-Los números 3 y 4 del primer volumen de Detective Conan. Había visto algún trozo del anime por la tele y me había parecido una bobada, pero el cómic está realmente bien: son historias de detectives que beben de los clásicos de Agatha Christie o Conan Doyle, sazonadas con intriga, romance y humor. Muy divertida.
-El primer número de Monster, de Naoki Urasawa, de quien ya conocía su 20th. Century Boys. Este Urasawa sí que sabe cómo mantener enganchado al lector, es un thriller que parece tan adictivo como el 20th… y eso que no me hacen mucha gracia las historias de médicos.Además, me he leído el primer número de Line-Magazine Manga, una revista sobre manga y cultura japonesa con entrevistas, artículos, un curso de japonés (¡muy interesante!)… y manga, claro, muchas series para todos los gustos con autores consagrados como Monkey Punch junto a otros menos conocidos (por mí, al menos) y algunos españoles. Su único pero son esas páginas patrocinadas por Telepizza… no puedes apartar la vista del logo, es muy molesto.
Y sin salir de Japón, hace poco pude asistir a una proyección de algunos cortos y mediometrajes del Dios del manga, Osamu Tezuka. Geniales, como todo lo de este maestro, y genial la posibilidad de verlos en pantalla grande, fue durante las III Xornadas de Banda Deseñada de Pontevedra. Sobre todo me impresionó su manera de experimentar, explorando estilos muy diferentes y llevándolos siempre a su terreno. Me encantan los autores que "tocan todos los palos", y Tezuka lo hace tanto (y tan bien) en manga como en animación. Os dejo con uno de sus cortos más famosos: Jumping.
Es increíble que después de más de un año de blog aún no haya aparecido por aquí el nombre de Alan Moore, el mago de Northampton, el autor de cómics más influyente de las últimas décadas… y que no tardará en volver por aquí, ya que ahora mismo acaricio impaciente el lomo de su Lost Girls. Pero de momento…
Emile Ajar no es más que uno de los seudónimos del escritor conocido como Romain Gary (que tampoco era su nombre real), el único en ganar dos veces el premio Goncourt: la primera como Gary en 1956 y la segunda como Ajar en 1975, precisamente por éste libro y sin que el jurado sospechara nada, pues Gary seguía el juego haciendo que su primo apareciera ante los medios como Ajar.
El señor Jean es un escritor treintañero que se enfrenta a la vida adulta, con sus alegrías y sinsabores, sus amigos y sus novias… en este primer álbum nos encontramos varias historias cortas que presentan al personaje y sus circunstancias. De los siguientes me leí hace años su cuarta entrega, Vivamos felices sin parecerlo, una historia larga mucho más ambiciosa.
Jesús trabaja gestionando los recursos humanos de una empresa papelera, hasta que un día lo despiden por no dar el perfil que él mismo había contribuido a crear. El despido hace que se replantee su vida, y ayudado por un bigote postizo que le da el poder de cambiar su percepción del mundo, se embarca en una búsqueda de sí mismo que le llevará a vivir las más pintorescas peripecias.