Me he releído Persépolis estos días con la intención de ir al cine a ver la película y llevar la historia fresca en mi cabeza; pero, como de costumbre, la peli me la he perdido, tendré que esperar a que salga el DVD. De todos modos me ha gustado reencontrarme con esta historia autobiográfica de Marjane Satrapi.
El maestro Bolaño escribía, en uno de los artículos de su libro Entre paréntesis: “No tengo nada en contra de las autobiografías, siempre y cuando el que las escriba tenga un pene en erección de treinta centímetros. Siempre y cuando la escritora haya sido una puta y a la vejez sea moderadamente rica. Siempre y cuando el pergeñador de semejante artefacto haya tenido una vida singular”.
La vida de Satrapi es singular, al menos desde el punto de vista occidental. Iraní educada por unos padres progresistas, estudiaba en el Liceo francés cuando estalló la revolución islámica en 1979. La joven Marji tenía unos diez años, y a través de su mirada infantil asistimos al recorte de libertades impuesto por el régimen islamista. Hasta aquí el primer álbum; el segundo habla del comienzo de la guerra contra Iraq, el tercero sobre su exilio en Austria y el cuarto narra su regreso a Irán en el 89, ya con veinte años y una renovada visión de la vida.
Una de las intenciones de la autora es cambiar la imagen que tenemos de Irán en occidente, y sólo por lo que se aprende de la vida cotidiana en un país musulmán ya vale la pena leérselo. Pero además la historia está impecablemente contada, y al estar dividida en capítulos muy cortos, que a menudo parten de una simple anécdota, se hace muy ágil su lectura. En definitiva, un tebeo muy interesante, y, en los tiempos que corren, incluso necesario.
El maestro Bolaño escribía, en uno de los artículos de su libro Entre paréntesis: “No tengo nada en contra de las autobiografías, siempre y cuando el que las escriba tenga un pene en erección de treinta centímetros. Siempre y cuando la escritora haya sido una puta y a la vejez sea moderadamente rica. Siempre y cuando el pergeñador de semejante artefacto haya tenido una vida singular”.
La vida de Satrapi es singular, al menos desde el punto de vista occidental. Iraní educada por unos padres progresistas, estudiaba en el Liceo francés cuando estalló la revolución islámica en 1979. La joven Marji tenía unos diez años, y a través de su mirada infantil asistimos al recorte de libertades impuesto por el régimen islamista. Hasta aquí el primer álbum; el segundo habla del comienzo de la guerra contra Iraq, el tercero sobre su exilio en Austria y el cuarto narra su regreso a Irán en el 89, ya con veinte años y una renovada visión de la vida.
Una de las intenciones de la autora es cambiar la imagen que tenemos de Irán en occidente, y sólo por lo que se aprende de la vida cotidiana en un país musulmán ya vale la pena leérselo. Pero además la historia está impecablemente contada, y al estar dividida en capítulos muy cortos, que a menudo parten de una simple anécdota, se hace muy ágil su lectura. En definitiva, un tebeo muy interesante, y, en los tiempos que corren, incluso necesario.
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