Me gusta mucho el estilo de la escuela de Marcinelle: Spirou, Gil Pupila, Theodore Poussin… fue precisamente cuando leí que Los Innombrables recordaba a Theodore Poussin (¡reedición ya!), que me animé con esta serie de Yann y Conrad. El primer número, Shukumeï, que publicó Dibbuks hace unos meses, me decepcionó bastante: chistes fáciles y una historia para olvidar. Sin embargo, como tengo entendido que la historia mejora en las siguientes entregas, me animé con Es cierto, la cosa mejora, el humor es más atrevido y el argumento, sin ser excesivamente original (historia de espías en el marco de un Hong-Kong años cincuenta), entretiene, aunque a veces da la impresión de avanzar a trompicones, es su punto más flojo. Lo más destacable, el dibujo y los personajes: sobre todo ese Flake (trasunto del Blake de Blake y Mortimer) y la relación que mantiene con su madre, es genial; la protagonista femenina da su réplica oriental y sexy, y los secundarios están a la altura (el criado de Flake, los Invisibles…).
Y el dibujo de Conrad, por supuesto, digno representante de su Escuela: muy dinámico y engañosamente infantil, una gozada.
Así que bueno, lo visto hasta ahora no es para echar cohetes, pero al menos hace pasar un buen rato, mientras esperamos futuras (y mejores) aventuras de Los Innombrables.

2 comentarios:
Le echaré un vistazo en la tienda... Veo que en tu entrada pides cautela.
Bueno, ya sabes que en cuestión de gustos... en todo caso, para probar, yo empezaría por La Tigresa Blanca, que está muy bien de precio (aunque sea en formato pequeño, son dos álbumes por 12 euros, si no recuerdo mal)
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