Ah, los principios. La página en blanco, una puerta que se abre, la posibilidad de la excelencia o del descalabro. Ansia, duda, anticipación.
Por fin, la temeridad, el qué más da, cerrar los ojos y arrojar las redes... ¿volverán vacías? no importa, al menos se mojarán.
Bienvenido, lector improbable, hipócrita, hermano.
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1 comentario:
Gracias por la cálida bienvenida. Apuesto por tu excelencia. Mucho antes de ver pasar veinte años se recogen los frutos que se cultivaron con esmero.
Por mi parte, creo que voy a empezar por la antología del cuento triste de la que nos hablas, a ver si me alegro.
Cierro los ojos y sigo viendo las redes. El otro día estuvimos a punto de tocar los peces con las yemas de los dedos...
Un abrazo
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