Vino después el alma de Tiresias, el tebano, que empuñaba áureo cetro. Conociome y me habló de esta manera:
-¡Laertíada, del linaje de Zeus! ¡Odiseo, fecundo en ardides! ¿Por qué, ¡oh, infeliz!, has dejado la luz del sol y has venido a ver a los muertos y esta región desapacible? Apártate del hoyo y retira la aguda espada, para que, bebiendo sangre, te revele la verdad de lo que quieras.
-¡Laertíada, del linaje de Zeus! ¡Odiseo, fecundo en ardides! ¿Por qué, ¡oh, infeliz!, has dejado la luz del sol y has venido a ver a los muertos y esta región desapacible? Apártate del hoyo y retira la aguda espada, para que, bebiendo sangre, te revele la verdad de lo que quieras.
Homero, Odisea
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