Sin duda mi gran descubrimiento tebeístico del último año ha sido el Locas de Jaime Hernández, recopilado por El primero, aunque sobrado de buenos momentos, es el más vacilante: un cómic de romance y aventuras con “algo más”… Pero en el segundo tomo, ese “algo más” pasa a ser el único argumento: las relaciones entre Maggie, Hopey y el resto de personajes, cómo afrontan sus problemas y aprenden (o lo intentan, como todos) a desenvolverse en el mundo. Y es que uno de los puntales de la serie es la construcción de personajes creíbles y muy humanos, incluso cuando se ven envueltos en tramas fantásticas. Otro es, por supuesto, el extraordinario dibujo de Jaime, un maestro del blanco y negro, y en especial de las expresiones faciales.
En este último volumen se reúnen las historias publicadas desde el año 90 al
Por ponerle un pero a esta deliciosa obra, en ocasiones su narrativa se me hace algo confusa, quizá debido a la abundancia de elipsis, aunque éstas forman parte del estilo del autor. Además, ésta es sólo la primera impresión de una lectura apresurada, y Locas (al igual que Palomar, del otro hermano Hernández) es un tebeo para releer (y varias veces).

No hay comentarios:
Publicar un comentario