Decía Javier Marías en uno de sus artículos que el que lea Tirano Banderas: Novela de Tierra Caliente (1926), de Don Ramón del Valle-Inclán (1866-1936), puede ahorrarse el resto de novelas sobre dictadores latinoamericanos. En mi caso es la primera novela de dictadores que leo, así que no puedo comparar, pero sin duda Valle es una garantía, un escritor que arriesga y que busca ir más allá con cada obra, y tenía a ésta como su novela favorita: “Lo que he escrito antes de Tirano Banderas es musiquilla de violín…”
Estaba orgulloso de su estructura, circular y cabalística, y de su lenguaje, un castellano que une ambos lados del océano para dar lugar a un idioma “nuevo”, que abunda en americanismos, casticismos, e incluso palabras inventadas por Valle, con lo que la lectura se vuelve ardua en ocasiones. Además, como en otras obras suyas y empleando un recurso muy propio del modernismo, Valle busca la palabra más sonora, la expresión más enfática y contundente, lo que da una gran fuerza al texto, pero al leerlo hoy día puede parecer afectado o anticuado. A mi, personalmente, me gusta, me fascinan los hallazgos expresivos que encuentra, aunque os recomiendo que busquéis una edición en la que las notas vayan a pie de página. En la que yo he leído (Biblioteca Austral en tapa dura), el Glosario va al final del libro y ocupa diecisiete páginas, con lo que se vuelve una tortura acudir a él para consultar las palabras desconocidas (muchas ni siquiera están incluidas), interrumpiendo a cada rato la lectura.
Valle es un caso atípico en las letras españolas, siempre atento a las últimas tendencias artísticas, y no duda en aplicar técnicas casi cinematográficas al tratamiento del tiempo y de las diferentes escenas, como pasaba, por ejemplo, en Luces de Bohemia. También deja traslucir su interés por lo esotérico, al que se hace alusión explícita en el texto, y en la disposición de los capítulos: siete capítulos divididos en tres partes, salvo el cuarto que está dividido en siete, más un prólogo y un epílogo que cierran el círculo.
Los personajes de la novela son esperpénticos y exagerados: el dictador Banderas, viejo rumiador de coca; el ministro español, una “loca” consumidor de morfina; el empeñista, avaro y miserable… sólo el pueblo llano y algunos idealistas revolucionarios mantienen una cierta dignidad en esta historia de turbios manejos políticos, que está ambientada en Santa Fe de Tierra Firme, un imaginario país americano en plena descolonización. Los opositores al régimen se arman para derrocar al tirano…
Estaba orgulloso de su estructura, circular y cabalística, y de su lenguaje, un castellano que une ambos lados del océano para dar lugar a un idioma “nuevo”, que abunda en americanismos, casticismos, e incluso palabras inventadas por Valle, con lo que la lectura se vuelve ardua en ocasiones. Además, como en otras obras suyas y empleando un recurso muy propio del modernismo, Valle busca la palabra más sonora, la expresión más enfática y contundente, lo que da una gran fuerza al texto, pero al leerlo hoy día puede parecer afectado o anticuado. A mi, personalmente, me gusta, me fascinan los hallazgos expresivos que encuentra, aunque os recomiendo que busquéis una edición en la que las notas vayan a pie de página. En la que yo he leído (Biblioteca Austral en tapa dura), el Glosario va al final del libro y ocupa diecisiete páginas, con lo que se vuelve una tortura acudir a él para consultar las palabras desconocidas (muchas ni siquiera están incluidas), interrumpiendo a cada rato la lectura.
Valle es un caso atípico en las letras españolas, siempre atento a las últimas tendencias artísticas, y no duda en aplicar técnicas casi cinematográficas al tratamiento del tiempo y de las diferentes escenas, como pasaba, por ejemplo, en Luces de Bohemia. También deja traslucir su interés por lo esotérico, al que se hace alusión explícita en el texto, y en la disposición de los capítulos: siete capítulos divididos en tres partes, salvo el cuarto que está dividido en siete, más un prólogo y un epílogo que cierran el círculo.
Los personajes de la novela son esperpénticos y exagerados: el dictador Banderas, viejo rumiador de coca; el ministro español, una “loca” consumidor de morfina; el empeñista, avaro y miserable… sólo el pueblo llano y algunos idealistas revolucionarios mantienen una cierta dignidad en esta historia de turbios manejos políticos, que está ambientada en Santa Fe de Tierra Firme, un imaginario país americano en plena descolonización. Los opositores al régimen se arman para derrocar al tirano…
8 comentarios:
Gracias por tu trabajo, es muy bueno! Tiene una buena semana
Está muito bom, o teu português. Não precisas de saber mais.
Bom dia.
Muito obrigado... gosto do voso idioma, mais debo melhorar :D
¿sabes si hay un glosario en línea?
que bueno, a veces creo que Inclán ha usado ciertas palabras más por su sonido que su sentido, pero de todas maneras me gustaría saber su significado.
¡gracias!
por cierto, si te interesa un léxico de la generación del 98 (incluye algunas palabras de Tirano Banderas) esta es una buena opción:
http://books.google.com.mx/books?id=32EnfNqCb9EC&pg=PA103&lpg=PA103&dq=glosario+tirano+banderas&source=bl&ots=kAGSWdqt9a&sig=KUB26zCcWJgvDQyVOYl6rDzBjjE&hl=es&ei=2ZT3SabFL4bwMvvXwMAP&sa=X&oi=book_result&ct=result&resnum=3
(por cierto... que se puedan "ahorrar" las demás novelas de Dictador... no sé, la de Asturias es muy buena)
Si, yo tampoco me fío mucho de esa opinión de Marías. Al menos probaré alguna más "de dictadores" como esa que mencionas para comprobarlo...
la de Asturias y la de Garcia Marquez en mi opinion son mejores lecturas. Más si uno lee mientras en el metro o sitios publicos.
Banderas no me llenó como lad antes mencionadas. No me fue para mí... tan sólo una opinión.
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