sábado, 28 de julio de 2007

Antología del cuento triste

Si un buen cuento concentra toda la vida, y la vida es esencialmente triste, un buen cuento será siempre un cuento triste. Partiendo de este lógico enunciado, Augusto Monterroso y Barbara Jacobs recopilan en este volumen una buena muestra de cuentos americanos y europeos unidos por la tristeza. Aunque los veinticuatro relatos poseen un altísimo nivel literario (Melville, Flaubert, Joyce, Onetti…), destacaría estos:

-Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, que ya conocía. El personaje de Bartleby, con su “preferiría no hacerlo”, se ha convertido en un icono moderno, precursor del existencialismo y el absurdo. Es un cuento muy ameno, que se empieza con una sonrisa y se termina con una mueca de perplejidad.

-¡Adiós, Cordera! de Clarín, lo había leído en el instituto. Es muy emotivo, la lucha estéril de dos hermanos frente a los inevitables cambios que les arrebatan su paraíso infantil.

-La cigarra, de Anton Chéjov. Es el segundo cuento que leo de este autor, y los dos me han encantado, pronto me haré con más obras suyas. Critica el mundillo del arte y el afán por destacar, valiéndose de una odiosa protagonista.

-Yzur, de Leopoldo Lugones. ¿Por qué los monos no hablan? Para mezclarse con los humanos lo menos posible (demostrando así su inteligencia).

-Los dos de Thomas Mann, Tobias Mindernickel y El pequeño señor Friedemann no son de los que más he disfrutado por su estilo, pero eso sí, destilan amargura y son tristes hasta la crueldad.

-El canario, de Katherine Mansfield, resume a la perfección el tono de la antología: una mirada a la tristeza cotidiana, entrañable y con un último párrafo genial.

-La gran rubia. Dorothy Parker, con su lengua afilada de siempre, nos habla de una mujer abandonada, primero por un hombre y después por sí misma.

-Miss Zilphia Gant, de Faulkner, es quizá el cuento que más me impresionó de todos. Una historia durísima de madre posesiva e hija que no puede escapar a su herencia. Brillante.

-Un sueño realizado, de Onetti. Un cuento complejo sobre el teatro y los sueños, ficciones dentro de ficciones, en el que los personajes escenifican una extraña variante de Hamlet.

-Luvina, famoso cuento de Juan Rulfo en el que se anticipa el pueblo de Comala de Pedro Páramo, un pueblo muerto, sin esperanza y triste, claro, muy triste.


domingo, 22 de julio de 2007

Añadiendo leña al fuego


Lapinot: La vida como viene

Cuando Lewis Trondheim empezaba a dibujar tebeos, le dijeron que no dominaría el oficio hasta hacer al menos 500 páginas. Así que se sacó de la manga a unos cuantos personajes con los que poder rellenar esas páginas, un puñado de animales antropomórficos al estilo de La Mazmorra que habitan un mundo como de dibujos animados, pero viven situaciones muy humanas. El más destacado es el conejo Lapinot: sus historias van de lo costumbrista a lo fantástico, pasando por homenajes a los clásicos del cómic y la literatura.

En este caso el tono empieza siendo de comedia de enredo para acabar convirtiéndose en una tragedia clásica: trece amigos quedan para celebrar una fiesta, y durante la misma se profetiza que uno de ellos morirá esa noche. A partir de ahí los acontecimientos se precipitan: sin abandonar nunca el tono de comedia, con equívocos y sorpresas, Trondheim aporta intriga, drama, reflexión… todo ello dosificado perfectamente por un guión redondo. Además de superar la dificultad de trabajar con trece personajes a la vez, es magistral cómo alterna lo cotidiano con lo metafísico sin que chirríe ni resulte pedante. Cada una de las cuarenta y cuatro páginas está aprovechada al máximo y se puede leer casi de forma autónoma. Los diálogos son brillantes y el ritmo endiablado, engancha al lector de los pelos y lo conduce hasta un clímax y un final buenísimos.

Por si fuera poco (por menos de 9 euros), el álbum se completa con El Acelerador Atómico, una divertida historia que homenajea las de Spirou y Fantasio, con genio chiflado incluido, y que también vale mucho la pena. Chapeau!

miércoles, 18 de julio de 2007

Marcha


Últimamente Alberto salía casi todas las noches, aunque cada vez encontraba menos satisfacción en hacerlo: las mismas caras, las mismas risas forzadas en el último pub de moda. Se había convertido en rutina, pedía un whisky tras otro y se abandonaba a charlas intrascendentes, cotilleos, juegos, en ocasiones alguna pelea de la que tenían que apartarle sus amigos.

Aquella noche de viernes, apoyado en la barra, bebía su copa y fumaba un cigarrillo con la vista perdida en los cuerpos que se retorcían frente a él en la pista de baile, sin prestarles demasiada atención.

Entonces apareció ella. Alberto se sobresaltó al verla avanzar por la pista, abriéndose paso entre la gente, la furia brillando en sus ojos verdes, que habían encontrado ya los suyos. Cuando llegó frente a él, sin mediar palabra, le cruzó la cara de una bofetada.

Lo asió de la manga y lo arrastró afuera, ignorando sus protestas. Todo el pub les miraba, y Alberto deseó estar en cualquier otro lugar, al tiempo que notaba el calor en su mejilla y escuchaba, como desde muy lejos, los mismos reproches, las mismas palabras de siempre: “qué voy a hacer contigo”, “que sólo tienes trece años…”, “ya verás cuando se entere tu padre…”


viernes, 13 de julio de 2007

Mujeres

Mi primer contacto con Yoshihiro Tatsumi, un clásico del manga que en 1956 acuñó el término gekiga (drama ilustrado) para definir sus historias, en las que refleja fríamente las miserias de los personajes, recreándose en sus comportamientos más oscuros y enfermizos: amores imposibles, crueldad, engaños, desengaños…

Se trata de seis historias cortas independientes, protagonizadas por mujeres. En una sociedad que las supedita a los hombres, estas mujeres se defienden como pueden, casi siempre empleando el sexo como arma. Es una sociedad hostil, un Japón en plena recesión económica, donde el dinero y la apariencia son muy importantes, y hay que luchar para mantener el status, a veces a cualquier precio.

El dibujo es sencillo, sin estridencias: un vehículo para las historias en el que abundan los primeros planos y los símbolos, ya que la acción transcurre sobre todo en el interior de los personajes.

Tatsumi es un autor a tener en cuenta, con el que repetiré (he leído muy buenas críticas de Infierno), y que este año estará en A Coruña para el Viñetas desde o Atlántico, aunque yo -snif- no podré ir.

martes, 10 de julio de 2007

Áyax el Menor decapita a un enemigo


Y el hijo de Oileo la cabeza
de un tajo le cortó del tierno cuello,
irritado que estaba por la muerte
de Anfímaco, y, volteando su brazo,
la lanzó cual si fuera una pelota
a través de la masa de enemigos
y, en medio del polvo, fue a caer
ante los pies precisamente de Héctor.

Homero, Ilíada


lunes, 9 de julio de 2007

Ilíada

Parafraseando a Napoleón: desde estas páginas, casi treinta siglos nos contemplan. De la obra de Homero (o de los poetas/compiladores que hoy conocemos con ese nombre) parte la épica griega, y sirve de prólogo a toda la literatura que vendrá: la novela, el teatro… es decir, buena parte de la cultura occidental. Así se entienden muchas cosas, sobre todo la afición por pelearnos (aunque no es patrimonio de Occidente), ya que la Ilíada es, sobre todo, un poema de guerra en el que se exalta el valor, la amistad y el honor entre soldados. Pero esto de poco vale si los dioses no están de su lado, pues ellos deciden los actos humanos manejando el destino de los hombres a su antojo. Como dice Zeus en algún momento: no hay sobre la tierra especie más miserable que la especie humana.

El poema empieza y termina in medias res, narrando un solo episodio del largo asedio a Troya, pues los oyentes de la época conocían sobradamente la historia. En ciclos épicos posteriores (no homéricos) se amplía la narración con otros episodios: el caballo de Troya, el talón de Aquiles, el saqueo… que en mi ignorancia esperaba encontrarme aquí. Pero a falta de éstos, abundan otros míticos momentos: la lucha en torno al cadáver de Patroclo, la angustia de Príamo, o las intervenciones de los dioses, que en ocasiones son delirantes. Y es que aunque la obra es fundamentalmente trágica y violenta, hay también momentos para la comedia o la ternura. El autor conoce a su público y es muy hábil dosificando la acción, con el enorme mérito añadido de estar inventando técnicas como el ritmo dramático, el desarrollo de personajes y otras innovaciones que se han convertido en piedra angular de la literatura.

Las constantes metáforas, las fórmulas repetidas (Hera de ojos de novilla, Aquiles de pies veloces, etc.) nos recuerdan el origen oral de sus cantos. He hojeado otras ediciones, y ésta de Cátedra (de Antonio López Eire) me parece excelente, muy legible. Al haber optado por el verso no sólo se acerca más a la redacción original, sino también a la oralidad que en principio tenía el texto. En las notas, no evita redundar en datos ya repetidos si cree que pueden ayudar a comprender mejor el texto, lo que se agradece. Si además es, como dice la contraportada, una traducción “muy literal”, miel sobre hojuelas (qué expresión más cursi, ¿no?).

jueves, 5 de julio de 2007

Juana de Arco

El cordobés Andrés G. Leiva nos narra algunos de los más famosos episodios de la vida de Juana de Arco, hasta su juicio y condena. El guión podría haber ido más allá: se centra en lo anecdótico sin ahondar mucho en las complejidades del personaje; además algunos mecanismos me chirrían, como el “sistema” que emplean para tomar Orleáns, o la elección como narrador del perro de Juana.

Por otro lado, el dibujo es excelente y tiene una gran fuerza expresiva; la textura es como de ceras de las que usábamos en el cole, lo que unido al uso de colores chillones le da un cierto toque naif que no siempre es el más apropiado. En mi opinión hubiera debido contenerse más o restringir las gamas, los amarillos y fucsias saturan demasiado, si bien se van apagando conforme llegamos al desenlace. Aún así, el apartado gráfico es espectacular.

miércoles, 4 de julio de 2007

Welcome to the Working Week

Después de escuchar muchas veces seguidas el disco debut de The Clash, Declan McManus decidió que él quería hacer algo así. Y se convirtió en Elvis Costello. Aunque al principio se le asoció con el punk por sus ácidas letras, no tardó en demostrar que es un músico todoterreno, y a lo largo de su prolífica carrera ha tocado todos los palos, siempre con elegancia y esa voz suya tan particular: ha compuesto pop, rock, country e incluso ópera y música de cámara.

En 1977 salió a la luz su primer disco, My Aim is True, desde cuya portada miraba desafiante tras sus gafotas, guitarra en ristre, todo actitud. El LP se abría con éste Welcome to the Working Week tan energético, pero incluía también preciosas baladas como Alison, que dejo para otro día.


Welcome to the Working Week

Now that your picture's in the paper being rhythmically admired
and you can have anyone that you have ever desired,
all you gotta tell me now is why, why, why, why.

Welcome to the workin' week.
Oh I know it don't thrill you, I hope it don't kill you.
Welcome to the workin' week.
You gotta do it till you're through it so you better get to it.

All of your family had to kill to survive,
and they're still waitin' for their big day to arrive.
But if they knew how I felt they'd bury me alive.

Welcome to the workin' week.
Oh I know it don't thrill you, I hope it don't kill you.
Welcome to the workin' week.
You gotta do it till you're through it so you better get to it.

I hear you sayin', "Hey, the city's alright,
when you only read about it in books.
Spend all your money gettin' so convinced
that you never even bother to look.
Sometimes I wonder if we're livin' in the same land,
Why d'you wanna be my friend when I feel like a juggler
running out of hands?

Welcome to the workin' week, oh, welcome to the working week.


Bienvenido a la jornada laboral

Ahora que tu foto está en los papeles siendo admirada rítmicamente
y puedes tener a cualquiera a quien siempre hayas deseado,
todo lo que tienes que decirme ahora es por qué, por qué, por qué.

Bienvenido a la jornada laboral.
Oh, sé que no te emociona, espero que no te mate.
Bienvenido a la jornada laboral.
Tienes que hacerlo hasta que pases por el aro así que mejor ponte a ello.

Toda tu familia tuvo que matar para sobrevivir,
y aún siguen esperando que llegue su gran día.
Pero si supieran cómo me sentí me enterrarían vivo.

Bienvenido a la jornada laboral.
Oh, sé que no te emociona, espero que no te mate.
Bienvenido a la jornada laboral.
Tienes que hacerlo hasta que pases por el aro así que mejor ponte a ello.

Te oigo decir, “Hey, la ciudad está bien”,
cuando sólo has leído sobre ella en libros.
Gasta todo tu dinero convenciéndote
de que nunca te molestas en aparentar.
A veces me pregunto si estamos viviendo en la misma tierra,
¿Por qué quieres ser mi amigo cuando me siento un malabarista
que se queda sin manos?

Bienvenido a la jornada laboral, oh, bienvenido a la jornada laboral.


domingo, 1 de julio de 2007

A Scanner Darkly

Hace unos meses hablaba del libro de Philip K. Dick, y ahora voy con la versión fílmica de Richard Linklater. Lo más singular de la película es que utiliza la técnica del rotoscopiado, mediante la cual “se pinta” sobre las imágenes originales, rodadas con actores reales, convirtiéndolas en “semianimación”, y dotándolas de una apariencia onírica que permite al director jugar a muchos niveles, como ya hizo Linklater en su anterior trabajo, Waking Life, en la que anticipaba su devoción por Dick. Pero si en Waking Life conseguía (conmigo, al menos) mantener el interés a pesar de tratarse de una película de “no ficción” llena de filosofía y reflexiones sesudas, en A Scanner Darkly desaprovecha las enormes posibilidades del rotoscopiado, optando por ser estrictamente fiel al libro, lo cual en este caso no creo que sea una virtud.

Lo que funciona en literatura no tiene por qué hacerlo en cine. Linklater elige basar la película en los diálogos, lo que lastra la acción, pudiendo haber rodado una adaptación más libre, y más visual, sacándole partido a la novedosa técnica que emplea. Y es que este director tiene tendencia a la verborrea, como ya demostró en Antes del amanecer y su secuela (cuyos personajes vuelven a aparecer en Waking Life), con mejor resultado.

Por lo demás, como dije, es muy fiel al libro, plasma en imágenes la relación entre los protagonistas, su paranoia y sus conflictos de identidad, en un tono entre la comedia y la tragedia que sólo funciona en ocasiones, creo que es demasiado sobrio. Me gustó el guiño a los cómics y el traje cambiante que usan los policías; los actores... Robert Downey Jr. y Woody Harrelson están bien, Keanu Reeves regular y a Winona no la trago, o quizás es que no me gusta cómo está tratado su personaje. Como la novela, merecía mejor suerte.