No tuve tele en casa hasta los cinco o seis años (éramos tan pobres…), una de 14 pulgadas en blanco y negro frente a la que veía Barrio Sésamo, dibujos animados y series ochenteras de las que emitían a las tres y media, como éstas:
Los cuentos del mono de oro: lo cierto es que apenas recuerdo nada de esta serie, sólo que el protagonista pilotaba un hidroavión, se llamaba Jake, y su mecánico Corky vestía un mono blanco que siempre llevaba manchado de grasa. La anécdota entrañable que quería contar es que mi madre me llamaba "Corky" cuando llegaba de jugar todo sucio… :P
Luego echaron Galáctica: estrella de combate. Genial: Apollo, Starbuck, los cylones, los vipers… los vipers eran las naves de combate, así llamábamos los niños del barrio a nuestras bicis. Y cuando íbamos a tocarle el culo a las chicas que esperaban frente a la discoteca salíamos corriendo de detrás de la esquina, de uno en uno, gritando: "¡Viper 1!", "¡Viper 2!"...
Cuando quitaron Galáctica me quedé helado, pero se me pasó en cuanto vi el primer capítulo de su sustituta, El gran héroe americano. Esa me marcó: un tirillas con rizos, como yo, encuentra un traje alienígena que le da superpoderes. Me estremezco sólo de escuchar la música…
En este álbum se reunieron algunos trabajos primerizos que David Rubín tenía diseminados por varios fanzines y revistas, o inéditos. Recopila una historia larga (Donde nadie puede llegar, de 54 páginas) y diez cortas, todas ellas fechadas en torno al año 2005.
Aunque en estas páginas hay un poco de todo -como es lógico en obras tempraneras-, Rubín demuestra ser ya muy bueno tanto gráfica como narrativamente. Pero además me parece un autor preocupado por mejorar, y por lo que he hojeado, en sus siguientes obras ya lo ha hecho (al menos en cuanto al dibujo, espectacular).
En tono poético, sus historias alternan el desamor o la tristeza con violentos arranques de furia. Entre sus personajes destacan los tipos duros venidos a menos, héroes y justicieros enmascarados enfocados desde un punto de vista poco heroico.
Esta obra de Eurípides versiona el mito de la Odisea en el que Ulises consigue escapar del cíclope Polifemo por medio de la astucia, emborrachándolo y cegando su único ojo.
Durante las fiestas en honor a Dioniso se representaban tres tragedias (que podían estar o no relacionadas) seguidas de un drama satírico como éste, que servía para relajar la tensión dramática. Deben su nombre a que el coro estaba formado por sátiros y dirigido por Sileno, a quien llaman "padre".
Éste es el único drama satírico que ha llegado completo a nuestros días, y por tanto la más antigua obra humorística que conservamos de los griegos. Aunque el humor de Eurípides sea probablemente más "intelectual" que el de sus contemporáneos, los chistes sobre la borrachera o sobre la homosexualidad del cíclope debían hacer las delicias del público.
Hace poco leí un artículo de Javier Marías en el que se quejaba de cómo se sobrevalora la obra de los artistas muertos, sobre todo si son prematuros, elevándolos a los altares después de haber sido ignorados en vida. Uno de los ejemplos que mencionaba era el del escritor chileno Roberto Bolaño, que fue criticado y pasó muchos apuros económicos hasta que se murió tempranamente y se convirtió en un "genio"… No sé si Bolaño es un genio o está sufriendo el "efecto muerte" que dice Marías, el caso es que conecta conmigo más que ningún otro escritor que haya leído: su prosa me hipnotiza, me arrastra por los pelos a su mundo. Porque la obra de Bolaño es un universo autosuficiente, y es frecuente que los mismos temas, los mismos personajes, los mismos paisajes aparezcan aquí y allá en sus textos: su alter-ego Arturo Belano, los paisajes del norte de México, la generación desencantada de chilenos que vivió el golpe de estado y el exilio, la literatura… habla, en fin, de su vida y su visión de la vida, pero disfrazándola sabiamente para hacerla universal. Para mí es un genio.
Este libro de cuentos es una buena manera de conocerlo, están casi todos esos temas recurrentes, y aunque la crítica suele decir que será recordado por sus novelas más que por sus cuentos, aquí mismo tiene algunos memorables: Últimos atardeceres en la tierra (precioso título) es la relación entre un padre y un hijo de vacaciones en Acapulco; en Prefiguración de Lalo Cura nos encontramos con uno de los personajes de 2666, que aquí nos narra su infancia en el sórdido mundillo del cine porno colombiano; El retorno y Buba son los cuentos más "divertidos", están dotados de un humor muy particular; en Fotos nos encontramos con Arturo Belano en África, fascinado por un libro con viejas fotos de poetas, en lo que podría ser un apéndice a Los detectives salvajes; y Encuentro con Enrique Lihn, que cierra el libro, es un relato onírico en el que Bolaño, con su propio nombre, hace un repaso al panorama literario chileno.
De nuevo, como en Medea, Eurípides aborda el tema de la mujer poseída por la pasión. En este caso Fedra, esposa del héroe Teseo, se enamora perdidamente de su hijastro Hipólito, que Teseo había engendrado con su primera mujer. Hipólito es adorador de Ártemis, y por tanto practica la castidad. Se enfada mucho cuando la nodriza de Fedra le confiesa el secreto deseo de su ama, y esa confesión desencadena una serie de reacciones trágicas que culminarán en la desgracia para Fedra, Teseo y el propio Hipólito.
Era inevitable, porque sólo son peones en un juego entre las diosas Afrodita y Ártemis, representación de dos fuerzas antagónicas de la naturaleza: la pasión amorosa y la castidad. Eurípides muestra a los personajes dominados por sus debilidades y confusos ante un mundo que les supera, incluso los dioses son "más humanos" que en las obras de Esquilo y Sófocles. A Eurípides le preocupaba el hombre, era un intelectual que gustaba de participar en tertulias con los sofistas, poseía su propia biblioteca y escribía dentro de una cueva, para evitar molestias (tras su muerte, los atenienses enseñaban esa cueva con orgullo a los turistas).
El tema de Hipólito y Fedra ya había sido tratado por Eurípides en otra obra, llamada Hipólito velado, desaparecida por desgracia para nosotros, que fue muy polémica: Fedra le declaraba directamente su deseo a Hipólito, acosándolo. Como Hipólito la rechaza Fedra lo acusa ante Teseo de intento de violación (es un tema clásico, recordemos el caso de la mujer de Putifar). Parece ser que la obra fue un escándalo por la carga erótica del personaje de Fedra, y en esta nueva versión se habrían eliminado las partes más controvertidas. Una pena no poder comparar.
Desde 1977 lleva el gran Matt Groening dibujando las tiras de Life in Hell. En sus inicios las fotocopiaba y vendía él mismo, y hoy se publican en más de 250 publicaciones de todo el mundo. Los protagonistas de la tira son personajes fáciles de dibujar (Groening presume de ello) como el conejo Binky, la extraña pareja que forman Akbar y Jeff, o versiones del propio autor y su familia.
En este "enorme" libro se recopilan más de 150 páginas que abarcan desde principios de los ochenta hasta mediados de los noventa. Menos controlado que en la tele, Groening hace crítica social, política y sentimental valiéndose del fino humor que ya conocemos, pero más personal, duro y surrealista.
Al productor James L. Brooks le gustaba tanto esta tira que en 1987 ofreció a Groening la posibilidad de presentar a la FOX cualquier proyecto de animación con la garantía de que sería aceptado… así nacieron Los Simpsons.
Joe Matt es muy, muy sincero. A veces demasiado, y leyendo sus cómics autobiográficos nos podemos sorprender pensando "a mí me pasa lo mismo", cuando nos cuenta sin ningún pudor sus fantasías sexuales, su afición a la pornografía o los más vergonzantes secretos de sus relaciones de pareja. A veces eso le pasa factura, cuando alguno de sus conocidos se ve retratado en su cómic Peepshow y reacciona enfadándose… pero claro, Matt también dibuja estas reacciones. Ya digo, muy sincero.
Pero como el cabrón tiene mucha gracia para contarlo, no podemos evitar simpatizar con sus neuras, su tacañería, o con sus sufridos amigos y paños de lágrimas Seth y Chester Brown, también dibujantes y residentes en Canadá.
Por cierto: en su cómic El Playboy, Chester Brown se retrata masturbándose a dos manos y de forma muy extraña; Joe Matt lo hace acostado cara abajo en una postura que parece bastante incómoda. ¿Qué pasa en Canadá? ¿dónde han aprendido a masturbarse así???
En fin, que se puede pasar un buen rato leyendo las confesiones de Joe Matt, a través de sus historias podemos reírnos un poco de nosotros mismos y nuestras miserias…
Medea había puesto mucho de su parte en su relación con Jasón el argonauta: por amor a él traicionó a su padre para conseguir el vellocino de oro, provocando además la muerte de su hermanastro; por amor a él renunció a su patria y le dio tres hijos. Jasón la convirtió en su esposa y le juró amor eterno.
Una vez establecidos en Corinto, Jasón decidió que le iría mejor si abandonase a Medea y se casara con la hija del rey Creonte… Despechada y ante un inminente destierro, poseída por el odio y los celos, Medea monta en cólera y planea la venganza más cruel contra Jasón. Y aunque vacila, termina por llevarla a cabo.
De los tres grandes trágicos griegos, se dice que Eurípides es el más "moderno". Sus personajes son más complejos psicológicamente, más humanos. También se atreve a criticar la sociedad de la época, y en sus obras no hay tanta intervención divina como en las de sus predecesores, quizá porque en aquel tiempo la fe en los dioses estaba siendo puesta en duda por los sofistas, y también por su contemporáneo y amigo Sócrates, que al parecer sólo iba al teatro cuando estrenaban una de Eurípides.
Uno de los rasgos más relevantes de su obra es la importancia que da a los personajes femeninos, como Medea. Es conocida la misoginia de casi todos los hombres hasta bien entrado el siglo XX, y Eurípides no es una excepción. Sin embargo, hay quien cree que el papel de la mujer en la tragedia griega proviene del recelo masculino hacia una presunta "Edad del matriarcado" anterior. Sobre ello abunda este interesante artículo que he encontrado, aunque sus conclusiones son discutibles.
Lo cierto es que es curioso que muchos de los grandes personajes de la tragedia griega sean mujeres (y de armas tomar, como Medea o Antígona), cuando ellas no podían actuar, y durante mucho tiempo ni siquiera asistir a las representaciones.
Ahora que ya he acabado el repaso nostálgico a la TVG de mi infancia (la serie Éramos tan jóvenes, en la sección vídeos), voy a empezar a hacer algo parecido con la TVE de cuando sólo había dos canales. Y ésta me parece la introducción perfecta:
En el año 1985 el director del Ente era José María Calviño, que había ofrecido bastante libertad al personal (programas como La bola de cristal o La edad de oro…) y a pesar de ello era muy criticado. Quizás para responder a esas críticas se sacó de la manga este increíble programa, Si te he visto no me acuerdo, emitido por la "segunda cadena" (lo que hoy es "la 2") en la nochevieja del 85 al 86. En él se repasan los primeros tres años de gestión socialista en TVE (el subtítulo del programa es La tele roja) en formato "zapping", realizado con un guión exquisito y una gran selección de imágenes. Sus ¿responsables? y presentadores fueron los geniales Ignacio Salas y Guillermo Summers, acompañados por Pastora Vega.
Lo han subido a Youtube en 17 partes de unos diez minutos. Aquí os dejo la primera, pero os recomiendo verlas todas a los que queráis recordar, o descubrir, lo que era este país en aquélla época.
Tenía ganas de leer algo de Blutch, y he empezado por esta recopilación de historias cortas de su personaje Blotch (no confundir).
Blotch vive en el París de los años 30 y dibuja chistes en una revista. Aunque no pasa de mediocre, él se considera el mayor artista de su tiempo, un genio comparable a Victor Hugo para quien el resto de mortales sólo merecen su desprecio: los jóvenes, los izquierdistas, los ciclistas y sobre todo su gran rival, el dibujante Bonnot.
El humor de Blutch es muy ácido, y personifica en Blotch todas las miserias humanas: el egoísmo, la cobardía, la envidia… imposible no sentirse identificados con él en algún momento (para nuestra vergüenza).
Me encanta la forma en que los japoneses tratan sus perversiones, han conseguido renovar en occidente el miedo y la excitación perdidas, y éste manga de Suehiro Maruo es un ejemplo perfecto: no faltan las colegialas de braguitas blancas y pechos incipientes sufriendo brutales violaciones o participando en orgías, pero también hay romanticismo, rebeldía e insatisfacción juvenil… y vampiros, claro.
Aunque el tema vampírico está ya muy trillado, Maruo lo enfoca desde su personal estilo, creando un mundo en el que el mal está por todas partes, no es patrimonio de los vampiros. De ellos explora la fascinación por la inmortalidad, la idea del vampiro como yonki y del vampiro adolescente que busca su identidad fuera de la masa.
Intentaré que me presten el segundo y último tomo para saber cómo acaba esta escabrosa historia...
-Si, si –le interrumpió Rincewind-. Pero, por si te interesa saberlo, van a sacrificar a la chica.
Dosflores le miró, atónito.
-¿Cómo, a matarla?
-Si.
-¿Por qué?
-A mí no me mires. Para que crezcan las cosechas, o para que salga la luna, o cualquier cosa de ésas. O quizá sencillamente les gusta matar a la gente. Es una religión.
Este segundo volumen de la saga del Mundodisco es la continuación del primero, El color de la magia, y empieza donde acababa aquél, con Rincewind el mago y Dosflores el turista pasando por una situación realmente comprometida. Y en este libro les aguardan un montón de situaciones comprometidas más.
El ritmo del que Terry Pratchett dota a estos libros es endiablado, en un abrir y cerrar de páginas nos hace viajar a un bosque encantado (con gnomos y casita de chocolate incluida), y al momento siguiente asistimos al sangriento ritual de una secta de lunáticos, siempre como si fuera lo más natural del mundo y salpicando la historia de situaciones y personajes hilarantes, como Cohen, Trymon, o los propios protagonistas. Con la misma naturalidad pasamos de reírnos de los tópicos de los cuentos y del género fantástico a hacerlo cuando nos damos cuenta de que muchos de los chistes son a costa de nuestro mundo "real".
Una curiosidad: Pratchett fue pionero en relacionarse con sus fans a través de Internet. Aquí se puede ver su primer post, del año 1992.
… y otros cuentos. En total cinco relatos de Oscar Wilde, el escritor irlandés que hizo del ingenio una forma de vida y cuyas "frases célebres" se cuentan por cientos. Éstas cinco breves historias justifican su fama de autor brillante, están escritas con elegancia y salpicadas de fina ironía.
-El fantasma de Canterville. Un tradicional fantasma inglés se enfrenta a una moderna familia norteamericana. Es una divertida parodia de los cuentos de fantasmas, y se nota su influencia en muchas obras posteriores, por ejemplo la película Beetlejuice.
-El crimen de Lord Arthur Saville. Un joven de la alta sociedad se deja embaucar por un adivino para cometer un crimen. Pero no le resultará fácil…
-El retrato de Mr. W. H. ¿Dedicó Shakespeare sus Sonetos a un joven efebo del que estaba prendado? Esta teoría literaria es investigada por el protagonista hasta la obsesión.
-El príncipe feliz y El ruiseñor y la rosa. Son dos cuentos más breves, de estilo clásico, con estatuas y animales parlantes, casi cuentos infantiles a pesar de sus trágicos finales.
Hace años que la banda deseñada gallega pasa por un buen momento. La aparición de revistas como Barsowia o BDbanda dio cancha a autores jóvenes como Kiko da Silva, David Rubín o el que hoy nos ocupa, Jacobo Fernández Serrano, que han sabido tomar el relevo de los escasos (pero ilustres) precedentes.
La verdad es que me falta mucho de este material por leer, no he leído a Alberto Vázquez ni a Kike Benlloch, por ejemplo… pero mientras lo hago, ya he encontrado un álbum que seguro será un clásico de esta "generación": Aventuras de Cacauequi (edición anotada) es poesía en forma de tebeo. Además, es reflexión sobre la narración, sobre el mecanismo de las historias. Y tiene distintas y originales formas de lectura, y es una historia de amor, y un cuento de hadas, una biografía fantástica, e incluso una pequeña enciclopedia que describe todo un mundo nuevo… es un cuento que desborda imaginación, tanto narrativa como gráficamente. Lo tiene todo, y muy bien repartido: alterna la melancolía con el humor y la ternura con la ironía en un perfecto equilibrio.
Además puede gustar a cualquier lector, aunque no haya leído un tebeo en su vida. Basta con tener ganas de que te cuenten un buen cuento (que son muchos cuentos), y muy bien contado.
Christopher tiene quince años y una de esas variedades de autismo que le hacen superdotado para las matemáticas y el pensamiento lógico, pero incapaz de desenvolverse en sociedad. Cuando el perro de su vecina muere atravesado por un horcón, Christopher se lanza a investigar imitando a su admirado Sherlock Holmes, y su investigación acaba yendo más lejos de lo que él esperaba.
Parece ser que el autor, MarkHaddon, trabajó de joven con chicos autistas, y de su experiencia debió nacer Christopher, un personaje con el que es fácil empatizar, pese a su carácter difícil (como pasa con Sherlock Holmes): hiperracional, maniático y poseedor de una particular visión del mundo de los adultos (como cuando analiza nuestra reacción ante la muerte, por ejemplo), el lector sigue con interés los progresos de Christopher como detective, y sufre con él cuando las cosas se ponen difíciles.
Este es un libro que puede disfrutar cualquier tipo de lector. No requiere esfuerzos de comprensión, es breve, muy adictivo, y se hace muy difícil dejarlo una vez has empezado.
Este es mi primer contacto con la obra del clásico de la ciencia ficción Robert A. Heinlein, y así me entero de que fue un autor muy polémico, acusado unas veces de fascista (Tropas del espacio, 1959), y otras de anarquista... ¡inspirador de los crímenes de Charles Manson! (por Forastero en tierra extraña, 1961, que se convirtió en libro de culto hippy). También se le tachó de misógino y de tener más fe en el individuo que en la sociedad (normal, con la caña que le daban...).
Pero en esta breve novela de 1956 no encontramos ideas tan radicales, sólo un buen relato de viajes por el tiempo muy entretenido, al estilo de los años cincuenta. El protagonista es un brillante ingeniero que en 1970 vive con su gato, tiene éxito en su trabajo y planea casarse con su novia. Pero de pronto, todo se le viene abajo cuando aquellos en quien más confía le traicionan. Para vengarse, decide someterse a criogenización y despertar en el lejano año 2000.
Puede que las historias de paradojas temporales estén muy trilladas hoy en día, y ésta es un tanto irregular, pero posee frescura y un tono irónico bastante divertido. Además, Heinlein justifica muy bien sus ideas sobre el futuro (nuestro pasado) y los presuntos avances que iban a producirse en ingeniería. Como el protagonista, el autor trabajó también como ingeniero a sueldo del ejército.
Ya sé que dije que Éramos tan jóvenes se acababa en la entrada anterior, pero es que aún me quedaban estos tres vídeos por poner, de tres series infantiles que emitían en la vieja TVG.
De ésta os tenéis que acordar: Os falcóns do espacio, una espectacular serie de ciencia ficción con marionetas. La Tierra atacada por… Zelda…
En A banda de Ovideo, un ornitorrinco y sus amigos comparten aventuras en una isla, enfrentados a la malvada serpiente Pi. ¿Os acordáis de la canción? "Ovideo acó, Ovideo aló, é a banda de Ovideo, xogando con un video…"
Y qué mejor despedida que cantar todos juntos la canción del Capitán Planeta: Terra, lume... jajaja
Un souvenir de París: un cuento de Charles Bukowski ilustrado por Robert Crumb. Aunque me salió caro (una edición bastante cutre, apenas seis páginas de texto y sólo cinco dibujos de Crumb = 10 euros), algo tenía que llevarme de la célebre librería Shakespeare & company, especializada en literatura anglosajona (si, fue duro no saber francés en una ciudad tan literaria y tebeística).
Supongo que cualquier texto de Bukowski le hubiera ido bien al estilo de Crumb. En este caso se trata de una historia de celos enfermizos interpretada por los personajes desquiciados habituales en ambos maestros. Es un cuento brutal y cínico, pero no carente de un retorcido sentido del humor. Bukowski y Crumb en estado puro.
He pasado parte de mis accidentadas vacaciones en París, y una de las razones para visitar esa ciudad era poder releer estos tebeos a la vuelta, ya que están espléndidamente ambientados en el París de principios del siglo XX (de 1911 a 1922). Se ve que a Jacques Tardi le fascina esa época en torno a la primera Guerra Mundial, y a mí también.
Comencé la relectura por El demonio de los hielos (1974), un homenaje a las historias de Julio Verne situado a finales del siglo XIX, cuyos personajes volverán a aparecer en las aventuras de Adèle, aunque sólo de refilón.
Tras aquél, empecé con las aventuras de Adèle Blanc-Sec propiamente dichas: Adèle y la bestia (1976), El demonio de la torre Eiffel (1976), El sabio loco (1977) y Momias enloquecidas (1979). Al llegar aquí intercalé otro álbum que no pertenece a la serie, pero éste si que está íntimamente relacionado: Adios Brindavoine (1976), que se acompaña de otra historia breve, La flor en el fusil. Brindavoine es un personaje que tomará mucha importancia en los próximos números de Adèle, robándole el protagonismo en algún caso, como en el siguiente álbum, quizá mi favorito: El secreto de la salamandra (1980). Luego vendrían El ahogado de dos cabezas (1985), Todos monstruos (1994, nótese el largo intervalo entre el anterior y éste) y El misterio de las profundidades (1998), el último publicado en España hasta hoy.
Adèle es una joven huraña escritora de folletines (basados en sus propias aventuras) que tiene la virtud de aparecer en los sitios más inoportunos en el momento menos adecuado. Así, se enfrenta a científicos locos, sectas delirantes o momias enloquecidas. Pero el auténtico enemigo suele ser la estupidez humana, sobre todo cuando ésta alcanza algún grado de poder. Tardi no se corta a la hora de pintarnos un panorama desolador de policías imbéciles, patriotas sin cerebro, soldados aborregados o editores sin escrúpulos... ¡Todos monstruos!
Casualmente, hace poco que desde Entrecomics enlazaron este blog francés, en el que podéis encontrar un calendario del año 1984 ilustrado exquisitamente por Tardi.
Los inevitables fascículos coñazo de todos los septiembres han dejado este año en los kioscos, por una vez, una colección interesante que quería leer hace tiempo: la saga del Mundodisco, de Terry Pratchett, un autor que derrocha ingenio y presume de que sus libros son los más robados en las librerías inglesas.
El Mundodisco es un mundo plano que flota en el universo sobre el lomo de cuatro elefantes, que a su vez se sostienen sobre el caparazón de la tortuga Gran A’Tuin. Allí habitan magos, brujas, héroes, dragones... todos los tópicos de la literatura fantástica son revisados en aventuras enloquecidas, narradas con un irresistible humor inglés sembrado de chistes y juegos de palabras (no siempre traducibles, me temo).
Lo he disfrutado mucho, y eso que sólo me he leído este primer libro (1983) de los más de treinta que forman la saga. Parece ser que la cosa va a mejor en los siguientes... ya estoy deseando que salga el próximo fascículo.
Instrucciones: 1) Darle a Play; 2) Abrir las imágenes "en una nueva pestaña" (botón derecho); 3) Seguir las viñetas al ritmo de la música.
Creo que nunca está de más recordar estas cosas, yo soy un patán informático y hace unos años hubiera agradecido que alguien me contara eso de "abrir en una nueva pestaña".
Pero a lo que iba: me voy (POR FIN) de vacaciones, y aquí os dejo con una canción muy apropiada de Siniestro Total...
La mítica editorial EC llevaba años editando cómics bélicos, de ciencia ficción o de terror, pero le faltaba una publicación de humor, así que en 1952 William M. Gaines le encargó la tarea a Harvey Kurtzman. Así nació MAD.
Kurtzman se encargaba de la edición y los guiones, que eran dibujados por los artistas habituales de la casa. En este primer tomo casi todos son obra de Jack Davis, John Severin, Will Elder y Wally Wood. Aunque Wood es el mejor dibujante, Elder es (en mi opinión) el más gracioso.
En esta edición de Planeta se recopilarán los primeros 23 números del cómic-book, pues a partir del 24 MAD se convirtió en la revista que aún hoy sigue vendiéndose, más centrada en satirizar la actualidad norteamericana. En cambio, en estas primeras historias Kurtzman se dedicaba a parodiar sobre todo la cultura popular de la época: Tarzán, Superman, King Kong, el género negro, el romántico, el deportivo…
La influencia de MAD es enorme, ha sido admirada por casi todos los autores de cómic americanos y por muchos de otros países: Robert Crumb y Alan Moore, por poner sólo dos ejemplos...
El teatro antiguo se basaba en patrones o fórmulas dramáticas que se encuentran en casi todas las obras (las intervenciones del coro, personajes como el mensajero o el oráculo…), de ahí que el oficio de poeta trágico pudiera transmitirse de padres a hijos. Sin embargo, Sófocles introdujo algunas innovaciones que hicieron evolucionar el drama: una de las más importantes fue la introducción de un tercer actor en escena, lo que dotó a la tragedia de más agilidad; también añadió profundidad a la psicología de los personajes, se aleja de los dioses y de las enormes desgracias colectivas que abundaban en Esquilo para centrarse en las desgracias individuales y en la humanidad de los personajes.
Lo de "tragedias completas" es un decir, ya que, como ocurría con Esquilo, sólo se han conservado siete de sus más de cien obras:
-Áyax. Aquí se nota aún la influencia de Esquilo. Tras la guerra de Troya Áyax se enemista con Menelao, Agamenón y Ulises. Para beneficiar a éste último, la diosa Atenea engaña a Áyax volviéndole loco.
-Las Traquinias. Deyanira, la esposa de Hércules, poseída por los celos, provoca la muerte del héroe valiéndose de un manto mágico que lo abrasa. El nombre Deyanira significa "la que quema a su marido".
-Antígona. Un tema que ya vimos en Esquilo: el empeño de Antígona por conseguir enterrar el cadáver de su hermano Polinices frente a la oposición de su tío Creonte. Un rasgo de la modernidad de Sófocles es su empleo magistral de los diálogos, que fluyen de forma muy natural, y también de la ironía. En esta obra hay un diálogo lleno de humor entre Creonte y un guardián que sigue siendo gracioso veinticinco siglos después. Admirable.
-Edipo Rey. No me veo capaz del análisis profundo que merece esta obra. Su profundidad psicológica, su novedosa introducción del monólogo, los temas que toca: preocupación por la propia identidad, las relaciones paterno-filiales, las jugarretas del azar/destino… y un clímax genial, la convierten en una de esas obras maestras indiscutibles de la literatura universal.
-Electra. Junto a las dos anteriores, sus tres grandes obras y también las más complejas. Sófocles juega con la ambigüedad de las frases, que tienen distintos significados para los personajes y para el público.
El tema de la venganza de Orestes ya lo había tratado Esquilo en la Orestíada de manera más grandilocuente, dando más importancia al conflicto religioso. Sófocles lo aborda de forma más mundana, humanizando las acciones y motivaciones de los personajes.
-Filoctetes. El oráculo predice que los griegos sólo podrán tomar la ciudad de Troya con la ayuda del arco de Filoctetes, que lleva años viviendo solo en una gruta de la isla de Lemnos. Neoptólemo con su nobleza de carácter y Ulises con sus ardides deberán persuadirlo para que cumpla su destino. La obra termina con el recurso del deus ex machina.
-Edipo en Colono. El anciano y ciego Edipo, ayudado por su hija Antígona, llega a Colono, donde un oráculo le ha dicho que tendrá lugar su muerte.
Sófocles compuso la obra alrededor de los noventa años, y viendo próxima su muerte pone en boca de Edipo sus propias reflexiones. Además, Colono es su pueblo natal y le dedica una hermosa oda.
Como hacía Jason en su No me dejes nunca, Nick Bertozzi convierte en personajes de su obra a algunos de los artistas que vivieron la bohemia parisina de principios del siglo XX. En concreto al entorno de Gertrude Stein, que reunió en su salón (de ahí el título) a maestros como Picasso, Braque, Apollinaire, Satie… En el cómic asistimos a la vida excéntrica del grupo, sus discusiones más mundanas y su forma apasionada de vivir el arte.
Aunque es una obra coral, destaca el protagonismo que se da a la amistad entre Braque y Picasso, dos genios de personalidades opuestas que a lo largo de la historia van dando forma a lo que será el cubismo. Y también la difícil relación entre Gertrude Stein, su hermano Leo y su amante Alice B. Toklas (en el enlace, curiosa anécdota del fudge de hashish).
Como hilo argumental de la historia, unos misteriosos asesinatos en los que está envuelto el pintor Gauguin, una javanesa de piel azul y unas botellas de absenta de propiedades extraordinarias. Esta parte, aunque es interesante y el motor de la acción, se hace demasiado confusa conforme llegamos al final, en el que definitivamente al autor se le va de las manos.
El dibujo, en formato apaisado de cuatro viñetas por página, es muy adecuado a la historia: con un aire vanguardista pero sin restar claridad, y bien ambientado en el París de la época. En cambio el color, que intenta ser algo "diferente", supongo, podría mejorarse.
Como colofón a la serie Éramos tan jóvenes (ver sección vídeos), me gustaría dedicar un recuerdo a la memoria de un pionero de la TVG y de la divulgación de la cultura más popular y freak: me refiero a Antonio "Toñito" Blanco (1964-1994), una de esas personas que me hubiera encantado conocer.
En alguna ocasión Antón Reixa definió a Siniestro Total como "la primera generación de gallegos sin complejos". Toñito Blanco perteneció también a esta generación: fue guionista, actor, director de cine y escritor, todo ello sin complejo alguno. Su temprana muerte nos privó de disfrutar de lo que hubiera sido, sin lugar a dudas, una interesantísima trayectoria, pero a pesar de ello tuvo tiempo a dejarnos una buena herencia:
Se le vio por primera vez como presentador y guionista de A Tumba Aberta, un programa dedicado al humor y la cultura popular en el que Toñito llevaba la sección de cómics. También participó en la creación del mítico Xabarín Club. En la TVE en Galicia, que sólo emitía unas horas al mediodía, participó como actor y guionista en Composteláns, una enloquecida serie sobre estudiantes en Santiago.
También publicó dos libros: Antonio Blanco, textos de varios tipos y Televisión de culto. Éste último recuerdo haberlo tenido en mi mano en alguna librería de viejo; aún no sé por qué no me lo compré, me daría de host me arrepiento mucho.
Recuerdo haber leído un artículo en El Víbora en el que recordaban, tras su muerte, cómo se había presentado una vez en la redacción de la revista en Barcelona ataviado con una chaqueta amarilla, y otras anécdotas. Y es que Toñito se recorrió todo el mundillo freak de la época: el musical, el tebeístico, y el cinematográfico. En una de las fotos que acompañan este artículo puede vérsele de marcha con Santiago Segura, entre otros.
Pero si por algo es conocido es por haber sido director, guionista y actor de A matanza caníbal dos garrulos lisérxicos(la versión original está rodada en gallego), una de las primeras experiencias de hacer cine gore en España. Es una peli de lo más divertida y cafre, que homenajea/parodia al cine de John Waters, a las producciones de Troma, a La matanza de Texas (obviamente)… rodada en video y con escaso presupuesto: parece ser que Blanco se dedicó a pedir dinero a todos sus conocidos, a cambio de "recibos" por valor de 5.000 pesetas, y así consiguió financiación; en los créditos finales se incluye una larga lista de agradecimientos (incluyendo a sus compañeros Gayoso y Superpiñeiro). Aquí os dejo los primeros siete minutos del resultado:
La película está interpretada por actores gallegos como Manquiña, Juanillo Esteban, el propio Antonio Blanco… y "estrellas invitadas" como los músicos Julián Hernández (Siniestro), César Strawberry (Def Con Dos) y Silvia Superstar (Killer Barbies). También tuve ocasión de ver la versión teatral: A matanza dos Seixas, con Manquiña y el guitarrista de Siniestro Total tocando en directo. Muy divertida también.
En fin, que considero a Antonio Blanco un auténtico héroe, muy poco valorado por desgracia. Me despido pidiendo una vez más a quien corresponda que se suban a la Red algunos de esos momentos ochenteros: Composteláns, A tumba aberta... los primeros intentos de hacer televisión de calidad en Galicia, o, como decía el poeta, "un oasis de horror en un desierto de aburrimiento".
Una pena lo del tebeo infantil en España, con la buena tradición que tenemos y no hay manera de mantener una revista periódica en el mercado (alguna queda, creo, pero no dedicada únicamente a los tebeos). En el ámbito gallego me acuerdo de Golfiño, que tras cerrar en el 99 fue resucitada por La Voz de Galicia en 2002, convirtiéndose en una gran cantera de autores hasta morir definitivamente poco después.
A nivel nacional, la última iniciativa importante fue Mister K, publicada por El Jueves, que cerró tras dos años de andadura (¿en 2006?), y que al menos ha dejado para la posteridad dos buenos álbumes: Carlitos Fax, que compré en su día, del genial Monteys, y éste Harry Pórrez de Bernardo Vergara al guión y Enriquecarlos al dibujo.
A Vergara en El Jueves lo veo bastante irregular últimamente, me gustan más sus chistes de actualidad que sus series (antes Urbano, ahora Los ilegales). Pero es bueno, y aquí demuestra que cuando quiere, puede (o al revés). No se queda en la simple parodia de los libros de Harry Potter, se trae los personajes a "nuestro terreno" con mucha gracia, y con la dificultad añadida de manejar una estructura de tres páginas autoconclusivas que a la vez son de "continuará".
Por su parte Enriquecarlos, a quien no conocía (aunque conozco a su sobrino ;) dibuja con el mejor estilo Bruguera, inspirado por Franquin y Jan. Dos inmejorables referencias que le han dotado de un excelente trazo y un buen acabado, se nota que se curra cada viñeta y eso es muy de agradecer.
Un repaso a la filosofía presocrática dirigido a los jóvenes, narrado con humor, y que además se convierta en todo un best-seller debería ser una buena noticia, pero no han faltado las críticas que acusen a Luciano De Crescenzo de vulgarizar o banalizar temas tan serios. El propio autor, ya en las primeras páginas, se pone a la defensiva frente a estas previsibles críticas ridiculizando la forma de hablar de políticos o periodistas cuando llaman "aeronave" a un simple avión (ejemplo suyo), o "desaceleración económica" a una crisis (ejemplo mío), tomando al pueblo por imbécil.
Me parece que todo depende de la forma de hacerlo: no es lo mismo acercar la música clásica a la gente como hacía el infame Luis Cobos que como hacía El Conciertazo: desde el respeto. Este libro no tergiversa las enseñanzas de los primeros filósofos, sólo las simplifica hasta donde es posible y las acompaña de un poco de humor, recreándose en las anécdotas que nos legaron los historiadores (sobre todo Diógenes Laercio), e introduciendo capítulos "de refresco" en los que adapta la filosofía a casos prácticos de su querida Nápoles.
Yo me lo he leído con gusto, me ha ayudado a entender conceptos incomprensibles como "el ser" y "el no ser" (en realidad sigo sin entenderlo), y sólo podría decir en su contra que a veces De Crescenzo deja traslucir demasiado su postura personal, sus filias y fobias. Por lo demás, el tema es apasionante: a través de la escuela de Mileto, la de Elea, los sofistas, y por supuesto, la gloriosa Atenas del siglo V a.C., asistimos al proceso por el cual los griegos se formularon hace tantos siglos las preguntas para las que hoy en día seguimos sin respuesta (o con demasiadas respuestas diferentes).
Me gusta cuando mis desordenadas lecturas se auto-organizan solas, es como una alineación de planetas. En este caso han coincidido en el tiempo dos buenos cómics de serie negra (tres, si incluimos el Arctic-Nation). Y es que éste The Fall (que significa "la caída" y también "el otoño") tiene muchos puntos en común con el ¿Por qué haces esto? de Jason, la reseña anterior.
Fijaos en el argumento: el protagonista es un joven de carácter melancólico que vive atormentado por una reciente ruptura sentimental, y por azar se ve envuelto en la investigación de un crimen. La situación se va complicando, la policía lo persigue y recibe ayuda de una chica con quien se embarca en una nueva relación.
Pues bien, este resumen sería válido para ambas obras, cuya duración y tratamiento del suspense es también similar. Sería interesante hacer una comparativa más profunda entre ellas, reflexionar sobre el modo de narrar europeo frente al americano, etc., pero me da un poco de pereza. Lo cierto es que Jason se arriesga más con su estilo tan personal, como buen europeo. Y como buen cómic yanqui, The Fall es más clásico y cinematográfico (de hecho he leído que se prepara su adaptación a la pantalla), en blanco y negro, y con un gran tempo narrativo.
Respecto a los autores, parece que Ed Brubaker es el guionista que ha hecho resurgir el género negro en los USA, pero no había leído nada suyo hasta ahora. De Jason Lutes, en cambio, su Juego de manos me gustó mucho en su momento, y Berlín, cuando esté acabada, puede convertirse en un clásico del cómic histórico. También tenemos entrevista con él en Entrecomics.
Si el No me dejes nunca de Jason me sorprendió muy gratamente, este álbum me ha convertido en admirador del autor noruego. Ambas obras tienen en común una trama de suspense al estilo Hitchcock, que consigue mantener la tensión hasta el final a pesar de su ritmo pausado (marca de la casa), y unos personajes animalizados pero muy humanos, casi siempre tristes, desbordados por los acontecimientos y que callan tanto como hablan (sus silencios son también marca de la casa).
El estilo de Jason es sencillo e inconfundible, en sus historias nada sobra ni falta y todos los hilos están bien atados. Una de las cosas que más me gustan de él es que, aunque su trabajo bebe claramente del cine y la literatura, el resultado es puro cómic y explota perfectamente los recursos del medio.
Os dejo como propina el enlace a una interesante entrevista con el autor traducida por Entrecomics.
El sapo Ogden, trepando por una habichuela mágica, llega a una especie de paraíso terrenal habitado por una adolescente (que para él es una giganta) de la que se enamora perdidamente.
Este tebeo es sin duda una rareza dentro de la producción de Robert Crumb: su cómic más largo con diferencia (150 páginas aprox.), en un inusual formato de una a cuatro viñetas por página, y a color. Y es que estamos ante los primeros pasos del maestro: la dibujó en 1963, con tan sólo 19 años, y como obsequio a la que sería su primera mujer, Dana. Tratándose de un intento (exitoso) de conquistar a una chica, no podía ser sino una historia de amor en forma de cuento de hadas. Sin embargo, hablamos de Crumb, y ya se anticipa bastante de lo que vendría después: las exuberantes y volubles mujeres, la crítica social, la autobiografía… y en cuanto al ya excelente dibujo, nos encontramos animales antropomorfos que recuerdan mucho a los de Fritz el gato (también el guión en sus primeras páginas).
Como dice la solapa del libro: "... es una fábula amorosa, alegre, divertida y magnífica salida directamente del corazón, los genitales y el cerebro de un genio de 19 años." "Y virgen", añade el propio Crumb en el prólogo. Seguro que este cómic le ayudó a dejar de serlo.
Después del tremendo éxito de Dragon Ball en todo el mundo, Akira Toriyama debió acabar algo cansado de tanta batalla interminable y músculos hipertrofiados, así que decidió cambiar de registro volviendo a historias más humorísticas, infantiles y en las que prima la sencillez, como cuando hacía Dr. Slump.
Cabo Murciélago es un pequeño pueblo en el que fantasmas, vampiros y otros seres llevan una vida apacible con sus familias sin mezclarse demasiado con los humanos. Hasta que un mal día, casi todos los adultos del pueblo contraen la temible gripe de los fantasmas, y su salvación dependerá del niño vampiro Paifuu, su amiguito fantasma José Rodríguez (si, en español en el original: a los japoneses les debe resultar difícil pronunciarlo), el pendenciero Aapon (otro pequeño vampiro) y el adulto humano Maruyama. Juntos tendrán que hacer un largo viaje hasta dar con la bruja que tiene el remedio para salvar al pueblo, y de paso aprender a convivir y respetarse entre ellos.
Sin llegar a ser tan divertida y original como Dr. Slump, tiene momentos muy simpáticos y se lee de un tirón (sólo es un tomo). Lo mejor: las relaciones entre los protagonistas y el tono de road-movie durante el viaje.
Para empezar, decir que el dibujo de Juanjo Guarnido, dentro de su estilo Disney, es impecable y se acerca a la perfección en todos los aspectos. Y los guiones de Díaz-Canales son de serie negra clásica, sin dejarse atrás ninguno de los tópicos del género. Juntos construyen historias sin fisuras, fieles a los cánones, pura artesanía. Sin embargo, el primer álbum de Blacksad me dejó bastante indiferente en su momento: en realidad no recuerdo nada de la historia, nunca fui seguidor del "estilo Disney" y no consigo que me caiga bien el protagonista.
Pero este segundo tomo mejora mucho en cuanto a guión: la trama es más oscura, y no sólo porque trate el tema del racismo (si, Blacksad es negro en todos los aspectos), sino por los oscuros secretos que guardan los personajes, vecinos de un típico pueblo americano (auténtico sabor USA: nadie diría que esto lo han hecho autores españoles publicando en Francia) que incluso me han hecho pensar por momentos en la película Chinatown (palabras mayores). De hecho, estos tebeos son tremendamente cinematográficos, y si no me equivoco se está preparando su primera adaptación al cine en Francia.
Así que con éste buen sabor de boca que me ha dejado el segundo, me animaré a leer el tercer álbum de la serie, ya os contaré.
David B. es uno de los autores más interesantes del panorama europeo, y miembro fundador de L’Association. Su obra más relevante hasta la fecha es la autobiográfica La ascensión del gran mal, que descubrí el año pasado en la biblioteca y que devoré con ansia… hasta el quinto álbum, ya que les falta justo el sexto y último. Ese frustrante coitus interruptus es la razón de que no lo haya reseñado aquí, tengo que pedir a la biblioteca que lo adquieran, o comprarme yo la colección entera, pero me da miedo que después saquen una edición "integral" con los seis tomos reunidos… en fin, no os lloro más, ya veré lo que hago.
El caso es que ahora repito con El jardín armado, tres historias (pero en un solo tomo, mejor así) coloreadas en un bitono negro-marrón, y en las que el autor despliega sus temas preferidos: el pasado histórico, escenas de batallas, ambientes oníricos, personajes al límite…
-El profeta velado es un cuento inspirado en los de las Mil y una noches, en el cual asistimos a la ascensión y caída del profeta del título, un personaje que según parece también sale en otro cómic de David B.: Los buscadores de tesoros.
-El jardín armado. A principios del siglo XV abundaban en Europa las herejías (antes de ser –casi– erradicadas por la todopoderosa iglesia católica): los iluminados Rohan con sus adamitas, y Jan Zizka con sus taboritas, acaban enfrentados en un lugar más allá del paraíso, cerca del caos primordial.
-El tambor enamorado enlaza con la historia anterior. Muerto Zizka en 1424, sus seguidores lo desollaron y fabricaron un tambor con su piel. Cuando alguien toca el tambor, el fantasma de Zizka se aparece…
Después de leerme el Recuerdos y opiniones sentí unas ganas terribles de más Crumb, así que me traje de la biblioteca este primer álbum de sus Obras Completas, en su quinta edición revisada.
Como no tengo conmigo mi edición, que debe ser la segunda de principios de los noventa, no puedo compararla, pero por lo que recuerdo (no os fiéis) cambia muchísimo. Recuerdo que ya estaban las tres primeras historias: Mis problemas con las mujeres, Recordando los 60 y La crisis de madurez del tío Bob. También la quinta, Las aventuras de George “Muermo” Muermoide. La última, No puedes tenerlas a todas, creo que también, pero puede que la haya leído en otra parte, no estoy seguro.
Con lo cual me sale que se han añadido en esta “revisión” tres historias que no estaban originalmente: la adaptación de un fragmento de La Náusea de Sartre (genial dibujo y composición), ¿Puedes plantarle cara al universo? (todo un tratado de filosofía en cinco páginas) y Las poderosas Superféminas contra los Horribles Homúnculos (una incursión al estilo Crumb en el mundo de los superhéroes). En total 23 páginas, y yo me hago dos preguntas: ¿se han añadido estas historias sin más o las han cambiado por otras? Cuando me reúna con mi edición lo comprobaré y editaré esta entrada, recordádmelo.
Y la otra pregunta: ¿qué hay que hacer entonces para tener realmente las obras completas de Crumb? ¿comprarse las dos ediciones? Jo-der con los de La Cúpula…
Actualización del 29-09-2008 (San Miguel!!): En efecto, en las primeras ediciones aparecían, en lugar de las que he mencionado, tres historias sobre aquellos antiguos bluesmen que tanto fascinan a Crumb: That's life, Jelly Roll Morton y Charlie Patton (o algo así, cito de memoria). Es verdad que no pintaban nada en un título como Mis problemas con las mujeres, y supongo que las volverán a incluir en otro tomo, pero insisto: alguien que quiera las obras completas de Crumb deberá comprarse las dos ediciones de este primer volumen. Mal, muy mal...
Ya tenía un avatar estilo Simpsons, y ahora me he hecho otro al estilo manga en esta página italiana. Probadla, cuando acabéis os dirán: Ecco, il tuo avatar!
Con estos tres videos, y a falta de un epílogo que publicaré pronto, doy por terminado mi repaso a los primeros años de vida de la TVG. Podéis ver las entradas anteriores en la sección de videos.
Como despedida, nada mejor que un poco de humor inglés; y si pienso en humor inglés, lo primero que me viene a la cabeza es George e Mildred, una serie de gran éxito sobre un singular matrimonio, que se canceló en 1980 debido al fallecimiento de la protagonista Yootha Joyce (por alcoholismo crónico, si me permitís el dato morboso).
Antes de convertirse en Mr. Bean (que también emitió la gallega), Rowan Atkinson se dedicaba a recrear la historia inglesa en la piel del malvado A Víbora Negra, y a fastidiar al pobre Baldrick…
Durante la Segunda Guerra Mundial, René regenta un café en la Francia ocupada por el que desfilan los más variopintos personajes, todos ellos empeñados en complicar al pobre René en intrigas políticas, amorosas, y sobre todo en la recuperación del valioso cuadro "A madonna caída das tetas grandes". Genial el doblaje al gallego, siempre me acuerdo del oficial inglés que decía "bus días". La serie, claro, es Alló, alló!
Por cierto, que buscando información para esta entrada me he encontrado un excelente blog dedicado a todas estas series antiguas: Las series de nuestra vida, muy recomendable.